El confinamiento debido a la Covid-19 comenzó hace dos años y en Uganda, después de casi dos años los trabajadores han vivido historias indescriptibles de sufrimiento y desesperación. Muchos trabajadores han perdido su empleo debido al largo periodo de confinamiento y los niveles de desempleo han aumentado.

Uganda fue uno de los países con el periodo de bloqueo más largo, desde el 1 de abril de 2020 hasta enero de 2022, cuando se reactivó por completo la economía. Los empresarios informales no tuvieron ingresos durante este período y tuvieron que echar mano de sus propios ahorros, depender de la ayuda alimentaria del gobierno o buscar la ayuda de familiares y amigos para sobrevivir. Esto significa que durante el periodo de cierre, la mayoría de los trabajadores se encontraron en una economía de subsistencia.

Las condiciones del confinamiento han afectado a casi todos los sectores del mercado laboral. El número de personas empleadas en Uganda ha disminuido de 9 millones en 2016/17 a 8,3 millones en 2019/20.  Esto llevó a que muchos asalariados perdieran su empleo.  Otros trabajadores se vieron obligados a cerrar sus negocios. 

Debido a la situación de desempleo en el país, incluso antes de la pandemia, Uganda solía exportar mano de obra a Oriente Medio, especialmente a Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. Todo ello a pesar de los informes sobre las malas condiciones de trabajo. El número de emigrantes ugandeses ha disminuido de 25.363 en 2019 a 9.026 en 2020, debido a los efectos de la pandemia. Esto explica el alcance del impacto del confinamiento sobre los trabajadores en Uganda y en el mundo. 

La precariedad del trabajo en el contexto de una crisis mundial como la provocada por la pandemia exige una nueva visión del bienestar y la dignidad de los trabajadores. En colaboración con el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), el Movimiento de Trabajadores Cristianos (MTC) - Uganda desea conmemorar el Primero de Mayo como día internacional de los trabajadores, como un llamamiento a la mejora de las leyes y las condiciones laborales que protejan a los trabajadores de la precariedad laboral y de las incertidumbres que afectan a la vida social y económica. Es hora de pensar en aquellos que han perdido su trabajo durante el largo periodo de encierro debido a la pandemia de Covid-19 y que ya no pueden permitirse comprar productos de primera necesidad. Al igual que el Papa Francisco (Audiencia General de 12.01.2022), pensamos en los que están sin trabajo, en los que van a llamar a las puertas de las fábricas, de las empresas, de las casas, preguntando si hay "algo" que hacer y no consiguen "nada". Pensamos en los que sienten herida su dignidad porque no encuentran trabajo que hacer y vuelven a casa sin nada.

Recordemos que lo que da dignidad no es sólo llevar el pan a casa, sino ganarlo. Y si no damos a nuestra gente, a nuestros hombres y mujeres, la oportunidad de ganarse el pan, es una injusticia social en este lugar, en esta nación y en este continente. Los gobiernos deben dar a todos la oportunidad de ganarse el pan, porque esto es lo que les da dignidad. El trabajo es una acción de dignidad. A través de su trabajo, un hombre suele mantenerse a sí mismo y a su familia. (Gaudium et Spes, 67).

Mensaje escrito por MTC Uganda