(Declaración final del Seminario de Trabajadores Cristianos de Europa)

Del 27 al 30 de octubre de 2016, nos hemos reunido en Ávila movimientos de trabajadores cristianos de toda Europa para conocer y valorar los cambios que se están dando en el mundo del trabajo. En el seminario se ha analizado, desde las experiencias personales y testimonios de colectivos afectados, las causas y consecuencias que están teniendo en la juventud y en las familias los cambios que se están produciendo en el mundo laboral.

También hemos conocido el contenido del Informe de Cáritas Europa “Acabar con la pobreza en Europa.” y hemos abordado las perspectivas del mundo del trabajo desde la doctrina social de la Iglesia, conociendo por lo citado anteriormente todo aquello que las entidades eclesiales y sindicales vienen desarrollando para hacer frente a las consecuencias que la situación actual del mundo laboral genera en las personas. Por último hemos abordado los retos que los cambios en el mundo del trabajo y su orientación actual presentan a la Iglesia y la sociedad.

Desafios del trabajo digno

Benedicto XVI recordaba en Caritas in veritate, que el trabajo decente es «expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer» (n. 63). Por lo tanto, si el trabajo no es decente no se posibilita la vida digna de las personas trabajadoras. Las cada vez más precarias condiciones laborales son una de las consecuencias más devastadoras para las personas, las familias y la sociedad. El papa Francisco en el Parlamento Europeo en noviembre de 2014 afirmaba: «es necesario sobre todo volver a dar dignidad al trabajo, garantizando también las condiciones adecuadas para su desarrollo»

Ante la situación actual del mundo del trabajo solo encontraremos respuestas si buscamos caminos que devuelvan la dignidad al trabajo. Para ello es imprescindible repensar en profundidad el sentido que le damos al trabajo.

Son muchos los retos que tenemos por delante: poner en el centro a la persona, plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo, asegurar unas condiciones dignas de empleo que humanicen el trabajo, acceso universal a la sanidad, la vivienda, la educación, etc. no estando estos derechos condicionados a un empleo remunerado. Debemos de tener en cuenta que estamos en un tiempo de transformación del mundo del trabajo debido a la introducción en el mundo laboral de la robotización y la digitalización.

 

Demos paso a la democrácia

Para conseguir estos retos debemos rechazar la pretensión de limitar la capacidad de los gobiernos de tomar decisiones, sometiéndolos a mecanismos internacionales fácilmente controlables por poderes económicos que no han sido legítima ni democráticamente elegidos, . Los intereses privados no deben incrementarse a costa de los bienes públicos. El TTIP y el CETA son expresión de esa “economía que mata”, que no está al servicio del bien común y que deshumaniza.

A qué nos comprometemos?

Sentimos la llamada de Jesús que nos invita a acompañar la vida de las personas que sufren; a colaborar en un cambio de mentalidad de la vida social y económica; a participar en las instituciones para lograr que estén al servicio de las necesidades de las personas.

Por todo ello proponemos:

- la justa redistribucion de la riqueza

- un reparto equitativo del empleo que permita a las personas y a las familias vivir con dignidad

-que el trabajo por las luchas sociales tenga en cuenta la creación de Dios; por ello debemos hacer nuestras – como trabajadores cristianos – las luchas ambientales, ya que la encíclica Laudato si nos invita a escuchar el grito de los pobres y el grito de la Tierra de la misma forma.

Para conseguir estas propuestas es necesario que – como movimiento europeo MTCE – nos comprometamos a trabajar junto con otros movimientos sociales, organizaciones sindicales y estamentos eclesiales. Por lo cual invitamos a los miembros de nuestros movimientos nacionales a trabajar e implicarse en estos objetivos, empleando todos los medios que tengan a su disposicion.

Como MTCE condenamos las muestras de rechazo a las personas inmigradas y refugiadas en muchos de nuestros países.

Para acabar nos unimos al deseo del Papa Francisco de que todo el mundo tenga acceso a «Trabajo, techo y tierra».

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Avila a 29 de octubre de 2016