Los trabajadores y las trabajadoras pobres han aumentado en la mayoría de los Estados miembros de la UE durante la última década, según el informe Benchmarking Working Europe 2020 realizado por la Confederación Europea de Sindicatos (CES). 

Mediante un análisis de los datos oficiales recogidos en Eurostat, el sindicalismo europeo concluye que el porcentaje de trabajadores en riesgo de pobreza, aunque estén trabajando, aumenta en 16 Estados miembros durante la última década (2010-2019). Sin embargo, en el mismo periodo, la riqueza y la economía mejoró sustancialmente.

Hungría, el Reino Unido, Estonia, Italia y Luxemburgo sufrieron los mayores aumentos, y su tasa de trabajadores en riesgo de pobreza aumentó, de manera extraordinaria, entre un 58% y un 27%. Una sufriente realidad que contribuyó al aumento del 12% en los trabajadores pobres en toda la UE. En España, se ha pasado del 10,9% en 2010 al 12,7% en 2019, lo que supone un incremento 4 puntos porcentuales por encima de la media de la Unión Europea.

Trabajadores temporales, los más afectados

Jóvenes, trabajadores migrantes y quienes se les ofrece un contrato temporal son los perfiles que mayores riesgos de sufrir las consecuencias de este mal reparto de la riqueza, una situación que afecta también, aunque en menor grado, a quienes tienen jornada completa y contratos indefinidos.

El informe muestra que solo cuatro estados miembros tienen salarios mínimos legales por encima del umbral salarial en riesgo de pobreza, sin que la Comisión Europea haga nada “para evitarlo” pese a la propuesta de una directiva en esa dirección.

Esta realidad “es un escándalo”, opina Esther Lynch, secretaria general adjunta de la CES, quien señala que una mejor redistribución de la riqueza debe articularse mediante la negociación colectiva y que la directiva de la UE “debe modificarse si se quiere garantizar que los Estados miembros apoyen a los sindicatos para aumentar el número de empleadores que firman convenios colectivos”. Además, la UE debe garantizar que “los salarios mínimos, cuando existen, ya no se puedan establecer a un nivel que deje a los trabajadores y sus familias viviendo en la pobreza, lo que anula todo el sentido del salario mínimo” según la dirigente sindical.

Los hechos contradicen las teorías del «derrame»

Este mayor empobrecimiento de los trabajadores y las trabajadoras contradicen las teorías del «derrame» que señalan que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Teorías que “jamás ha sido confirmada por los hechos” –más bien todo lo contrario– y que expresan “una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante” según señala el papa Francisco en Evangelii gaudium, denunciando que esta economía de la inequidad, “mata” y promueve el descarte.