El Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) hemos participado en la jornada “Construyendo el futuro del trabajo. Una contribución a la iniciativa para el centenario de la OIT desde la fe” que ha convocado la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) el 27 de noviembre, en Bruselas.

 

El mundo del trabajo se enfrenta a profundos cambios. La digitalización, la aceleración de la globalización, la inteligencia artificial y la necesidad de una transición ecológica alteran las condiciones y el concepto del trabajo y el empleo. Para responder a estos desafíos, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó la Iniciativa sobre el Futuro del Trabajo como parte del centenario de esta agencia de la ONU previsto para 2019.

En este sentido, las iglesias y las organizaciones religiosas en Europa pretendemos contribuir a este diálogo global aportando la experiencia y los conocimientos de los movimientos y organizaciones, así como reflexiones socioéticas. La conferencia Construyendo el Futuro del Trabajo ha reunido a representantes de iglesias, comunidades religiosas, organizaciones y movimientos que trabajamos sobre el terreno para hacer una contribución a la iniciativa de la OIT. En tres paneles de debate, representantes de la UE, expertos de la fe cristiana, judía y musulmana hemos dialogado los desafíos de un mundo laboral en constante cambio y evaluado nuevas oportunidades para moldear la transformación actual en beneficio de todos los miembros de la sociedad.

Unos 30 miembros de los movimientos del MTCE hemos participado en este encuentro. Para el MTCE, el reto del futuro del trabajo es un asunto de gran importancia, pues debe garantizar, salvaguardar y proteger la dignidad humana, ya que «la persona es sagrada, porque es la imagen de Dios». Para los trabajadores cristianos, el avance tecnológico tiene que estar «al servicio de las personas», una cuestión no menor cuando, por ejemplo, «los límites entre trabajo y descanso están difusos» o cuando en el proceso de digitalización de la economía se subestiman «las consecuencias en la ecología. El crecimiento debe estar vinculado al respeto a la dignidad humana y a la naturaleza que garantiza la base de la vida para todos nosotros». Los trabajadores cristianos de Europa afrontamos el reto que plantea la digitalización desde un «enfoque activo», recogiendo las experiencias de los trabajadores y las trabajadoras; reforzando «la cooperación con los sindicatos, la Iglesia, la política y la sociedad civil», recordando los valores cristianos que pueden inspirar y reforzar la transformación que requiere la humanidad.

 

En este evento, la COMECE ha presentado la reflexión Configurando el futuro del trabajoun documento, en el que hemos participado el MTCE, que propone configurar «las actuales tendencias hacia un mundo del trabajo decente, sostenible y participativo para todos», que debe favorecerse desde una «una economía que sirva al desarrollo humano integral y combine las siguientes características: Este mundo del trabajo será decente si promueve unas condiciones laborales dignas, incluyendo unos ingresos dignos orientados a la familia y un espacio suficiente para la vida en familia y en sociedad. Será sostenible si ofrece las condiciones para una vida fructífera y estable para las generaciones presentes y futuras teniendo en cuenta la dimensión ecológica del trabajo. Será participativo si los trabajadores y los empresarios son capaces de configurar juntos a todos los niveles las condiciones del empleo a través del diálogo social y cooperar en forma tripartita con el Estado en la formulación de políticas que afectan al trabajo. Será inclusivo si está centrado sobre el objetivo principal del pleno empleo y capacita a cada miembro a tomar parte en la sociedad y convertirse en un actor libre para el auténtico desarrollo de la sociedad».