De 14 a 16 de febrero, se ha celebrado en Milán la VII Semana Social Europea. El lema ha sido "Solidaridad, Subsidiariedad y Bien Común - caminos para superar la pobreza y la desigualdad social en Europa".
A ella han asistido casi 100 personas, procedentes de 21 países de Europa, representando a organizaciones, partidos, sindicatos y movimientos cristianos preocupados por la justicia y los derechos sociales. También ha asistido Mr. Antoine Hérouard, presidente de la Comisión Social de la COMECE y obispo auxiliar de Lille (Francia). Por parte del MTCE hemos asistido dos representantes.
Se han desarrollado las siguientes presentaciones, ponencias y paneles:
- Caminos para salir de la crisis social en Europa
- Cambios que nos esperan en el mundo laboral ¿Trabajo para todos?
- La digitalización de la economía y el trabajo
- Realidad y nuevos desafíos en el diálogo social
- El nuevo orden social europeo
En esta Semana Social se han propuesto algunas líneas de acción y desafíos para el futuro de Europa:
- Una política de pleno empleo - que promueva la dignidad humana con medidas que fomenten el reparto del trabajo o la reducción general del horario de trabajo para permitir el acceso al trabajo por todos;
- Armonizar el futuro de la empresa y los derechos de los trabajadores
- Diálogo social y confianza mutua. Necesidad de reconstruir esta confianza en cada sector, empresa, país, etc.
- Apoyar la transformación del modelo económico de modo que la persona se convierta en el centro de la vida social.
- Promover el bien común, la igualdad, la diversidad y la inclusión de todas las personas;
- Mejorar el estado social y los sistemas de protección son la herramienta más importante para disminuir la pobreza. El cuidado de los más vulnerables tiene que ser una prioridad de una Europa social donde hace falta más cooperación entre los estados.
- La introducción de una renta mínima europea adecuada para todos los ciudadanos, en condiciones de igualdad entre los países europeos, que implicaría siempre una solidaridad paneuropea.
El enfoque y las perspectivas sobre el futuro del trabajo realizadas en esta Semana Social han sido interesantes y pueden ser una aportación, pero esto solo no basta. Hablar de pobreza, del número de personas sin ningún derecho o protección social puede ayudar a aliviar las conciencias, pero falta conocer y sentir su realidad concreta, sus dificultades y problemas: "Yo conozco mis ovejas y mis ovejas me conocen" Los pobres en Europa no son números, son personas concretas, porque no tienen trabajo o su trabajo no les da acceso a un ingreso que les permita vivir con dignidad. Hay que cambiar de paradigma, escuchar la voz de los que no tienen voz. El futuro también implica que cada uno de nosotros creyentes, también cambie, implica una dimensión de conversión personal, sin olvidar que la preocupación por la solidaridad y el respeto al bien común en Europa nos lleva a una preocupación más amplia con toda la humanidad y sólo puede realizarse a nivel global.