Las elecciones europeas del día 26 de mayo nos brindan la posibilidad de participar en este proceso democrático y poner nuestra mirada en el rico y diverso mosaico que representa la Unión Europea (UE). Al mismo tiempo es una ocasión para la reflexión de lo que ha sido y es la UE, y para pensar sobre el rumbo que debe tomar en el futuro cercano.

El concepto de la UE es el de una casa común que habitan personas de caracteres, costumbres y posturas muy diversas. Este hecho supone una riqueza enorme que hay que respetar y cuidar. Al mismo tiempo cabe decir que, por las mismas razones, nuestro continente no es un paraíso y la convivencia naturalmente no siempre ha sido idílica, ya que hay muchas realidades que –con razón– consideramos penosas, desagradables o lamentables.

Empecemos, sin embargo, por lo que quizá pueda aparecer al final de esta reflexión. El objetivo principal de la Unión Europea desde principio ha sido una convivencia pacífica de las naciones. Y hay que afirmar, que este propósito se ha cumplido de manera maravillosa. Tenemos el privilegio de que Europa ha vivido un largo período de paz lo que es –desde el punto de vista histórico– algo excepcional. Se ha preferido solucionar los conflictos sentados alrededor de una mesa, a partir del diálogo.

Crisis de valores

A la vista del contexto actual se puede decir que las próximas elecciones europeas serán de las más importantes en la historia de la UE. En el período que se está terminando la UE ha tenido que hacer frente a varias adversidades que han amenazado su cohesión. La UE está siendo sometida a varias pruebas: el brexit, la crisis migratoria o el terrorismo que han dividido el continente y han reforzado las tendencias antieuropeas.

Sin embargo, más allá de acontecimientos y hechos visibles, hay que reflexionar sobre los motivos y las razones de estos comportamientos. En la mayoría de los casos llegamos a la conclusión de que estamos sufriendo una gran crisis de valores. Europa va perdiendo conciencia de sus raíces cristianas, pero, al mismo tiempo, es más que obvio que las necesita y que tiene que volver a ellas.

La dignidad de las personas

Hoy en día es más urgente que antes promover la solidaridad, luchar contra el egoísmo e individualismo que llevan al desinterés por los demás. Una de las tareas primordiales de Europa en el futuro será, entonces, restablecer la jerarquía de valores y luchar por el respeto a todas las personas y por su dignidad. La Unión Europea como institución puede –y debe– desempeñar en este proceso un papel importante.

En este sentido, es fundamental que las políticas de la UE aprecien a la persona, al individuo, así como se merece, que no se pongan en el centro los propios intereses el beneficio económico o los intereses nacionales, que se luche contra la “economía que mata”, como dice el Papa. La UE tiene que cooperar activamente en este cambio y guiarse por los criterios de la dignidad humana, asegurar a los trabajadores condiciones justas y sueldo adecuado que sea suficiente para el sustento de sus familias.

Jornada laboral y descansos

En el mundo cada vez más digitalizado es imprescindible regular la jornada laboral sobre todo en el caso de personas que trabajan a distancia, desde casa ya que demasiada flexibilidad en la jornada laboral afecta la vida familiar y borra los límites entre el trabajo y el tiempo “libre”. Se hace evidente, por tanto, que hay que establecer períodos de descanso fijos. Por esta misma razón es indispensable reservar un día de semana al descanso, preferiblemente el domingo, que para nosotros cristianos tiene una dimensión más profunda. Estos requisitos, cuya lista, por supuesto, queda muy incompleta, nos llevan a la conclusión de que para un trabajador es siempre más difícil conciliar la vida laboral con la vida familiar.

Las elecciones europeas que tenemos por delante serán, entonces, un importante hito en la historia de la UE. Está en manos de cada uno de nosotros qué candidatos serán elegidos y ojalá sean aquellos que defiendan los valores mencionados, que intenten –sin recurrir al nacionalismo y al populismo– mantener cierta estabilidad a partir del diálogo y que tengan en cuenta el bien de nuestra casa común.

Petr Koutný, presidente del Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa.

Fuente: www.hoac.es