La violencia contra las mujeres y las niñas se produce en todo el mundo. Si bien es verdad que varios países la condenan enérgicamente, una gran parte de la población mundial sigue considerándola "normal". Sin embargo, esta violencia además de socavar la integridad de la mujer, reduce su acceso a los servicios y recursos esenciales.

Nos sentimos agradecidos de los muchos hombres y mujeres que siguen, valientemente, abogando por la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas. Toda iniciativa de apoyo es digna de elogio y sus efectos se sentirán, a través de Cristo, en todos los ámbitos de la vida de la Iglesia.

El MMTC con motivo del 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) declara que estamos dispuestos a hacer frente a cualquier intento de excusar, encubrir o justificar la violencia. Declaramos que esta violencia es una ofensa contra Dios, la humanidad y la tierra.

Nuestra lucha es trabajar por la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas en sus diferentes formas (sexual, religiosa, psicológica, ...) y promover su dignidad.

No debemos seguir tapándonos los oídos ante estos gritos de desesperación, ni sofocarlos guardando silencio o encerrándolos entre las cuatro paredes del hogar por orgullo, por miedo, por honor, por seguridad... porque la violencia contra las mujeres y las niñas es un pecado.

Todo acto de violencia contra las mujeres y las niñas en la Iglesia ofende al cuerpo de Cristo e impide que sea fundamentalmente una comunidad de mujeres y hombres.

El Papa Francisco, en la primera homilía del año, 1 de enero de 2020, desde el balcón de la Plaza de San Pedro en el Vaticano, habló largo y tendido sobre la violencia contra las mujeres. "Las mujeres son fuente de vida. Sin embargo, se les ofende, golpea, viola y empuja a la prostitución y a suprimir la vida que llevan dentro", dijo.

Su Santidad describió la violencia contra la mujer como "profanación" y denunció el "consumismo" y la "pornografía" que, según él, cosifican el género femenino.

El Sumo Pontífice también subrayó que "el renacimiento de la humanidad comenzó con las mujeres" antes de añadir: "Es a través de la forma en que tratamos el cuerpo femenino que comprendemos nuestro nivel de humanidad. Este cuerpo debe ser liberado del consumismo, debe ser respetado y honrado. Es la carne más noble del mundo, concibió y dio a luz al Amor que nos salvó".

Como movimiento (MMTC), llamado a liberar a los oprimidos, nuestro deber es comprometernos con la liberación de las personas, con la celebración de la plenitud de la vida y la lucha contra la cultura de la violencia.

Ya no tendremos que tratar los problemas de las mujeres como algo "al margen". Como MMTC, necesitamos unir esfuerzos con otros movimientos sociales y de Iglesia para analizar las motivaciones de la violencia humana, la razón por la que las mujeres no pueden romper el círculo vicioso de la violencia y reflexionar sobre cómo ponerle fin.

 

"Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó,

creó al hombre y a la mujer. Dios los bendijo" Gen 1,27-28b.

Cada celebración del 8 de marzo debe ser un desafío para cada uno de nosotros. Por eso nos levantamos hoy para decir juntos "¡NO a cualquier forma de violencia contra las mujeres y las niñas!».

 

Mensaje elaborado por la Coordinación Nacional del MTC - Malí