La frontera entre el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio se ha ido difuminando. Por término medio, el tiempo de ocio de los trabajadores ha ido perdiendo terreno. Vivimos una época de primacía del capital sobre el trabajo. "Nuestros principios se basan en la primacía de la persona sobre las cosas. La economía, la empresa y el trabajo deben estar al servicio de las personas, y no al revés ("el trabajo para la persona, no la persona para el trabajo"). Este es el sentido del principio tradicional de la primacía del trabajo sobre el capital (cfr. Juan Pablo II, Laborem exercens, nº 7 y 13).

El 3 de marzo es el Día del Domingo Libre del Trabajo. Un día para reflexionar seriamente sobre la necesidad de que el comercio esté abierto todo el fin de semana, ¡incluido el domingo! Como consumidores, ¿no hay otro día en la semana para ir de compras? Aparte de las actividades estrictamente necesarias, ¿es realmente necesario trabajar el domingo? Como sociedad, ¿deberíamos reservar un día de la semana en el que la mayoría de los ciudadanos estén libres de trabajo y se valore más el descanso, el tiempo libre, el ocio, creando más tiempo para la familia y su bienestar?

En la organización del trabajo, la duración de la jornada laboral en los países más civilizados tardó mucho tiempo en comprenderse y regularse. Durante muchos siglos se trabajó de sol a sol. Las luchas obreras de los siglos XIX y XX permitieron establecer un límite general de 8 horas al día, 5 días a la semana, en la mayoría de los sectores de trabajo de los países occidentales. Durante los años 90 del siglo XX, con la introducción de las nuevas tecnologías, se creyó que era posible reducir la jornada laboral y que los trabajadores tendrían más tiempo libre, pero esta esperanza no se hizo realidad.

Precisamente en esa época, una nueva legislación autorizó indiscriminadamente, en Portugal, el trabajo en domingo, una medida que se presentó como algo inevitable y que seguía el modelo de otros países europeos, ya que crearía más facilidades para ir de compras, aumentaría su volumen y crearía más puestos de trabajo. Estudios más recientes demuestran que esto no creó más puestos de trabajo; los supermercados se impusieron y muchos comercios tradicionales, urbanos y locales tuvieron que cerrar porque no podían soportar la competencia. Varios países europeos no han adoptado estas medidas y muy pocos comercios abren los domingos. Además, se comprobó que el volumen de compras no aumentaba con la apertura dominical, sino que simplemente la compra que se hacía en otros días y en otros comercios, se trasladaba al domingo en los supermercados.

Como movimientos de trabajadores cristianos, creemos que el trabajo dominical que no sea para el cuidado de personas (niños, jóvenes, ancianos, familias...), o infraestructuras esenciales para la vida humana, no tiene sentido. Estos sectores que no pueden dejar de trabajar el domingo deberían estar mejor regulados, supervisados y los trabajadores, mejor pagados y compensados en tiempo de descanso. "El trabajo es una dimensión esencial de la vida social, porque no es sólo una forma de ganarse el pan, sino también un medio para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, expresarse, compartir dones, sentirse corresponsable del mundo y, en definitiva, vivir como pueblo" (cfr. Francisco, Fratelli tutti, n. 162).

Con la globalización de la economía y los nuevos hábitos de consumo, el mundo laboral ha ido experimentando cambios en la concepción del trabajo, lo que ha dado lugar a nuevas formas de organizar el tiempo de trabajo, amenazando y haciendo incierto el tiempo de descanso para el trabajador. En varias situaciones, como el teletrabajo, la frontera entre el tiempo de trabajo profesional y el tiempo libre está mal definida y las condiciones de trabajo y la calidad de vida del trabajador han empeorado, como consecuencia de la feroz competencia del mercado y de unas condiciones de trabajo a menudo inhumanas en determinados sectores y profesiones con nuevas configuraciones: Salarios bajos, horarios irregulares, turnos rotativos, por la noche, los fines de semana, trabajo en dos o tres lugares diferentes, trabajo continuo, sin que las empresas tengan que pagar más por ello. "Compatibilizar esta diversidad de formas de trabajo con las exigencias de un horario que permita el descanso diario, semanal y anual, y la dignidad del trabajo y del trabajador, ¡he aquí el gran desafío!", afirma Cristina Rodrigues (socióloga de la Universidad de Coimbra).

Esta realidad atenta contra lo fundamental del ser humano, el "ser persona", ya que con la continua adaptación a nuevos horarios y su constante desajuste, es difícil hacer coincidir los tiempos de descanso con los del cónyuge o los hijos, lo que atenta contra la armonía familiar.

La liberalización del comercio dominical interfiere en las cuestiones humanas, sociales, familiares, culturales y religiosas y es contraria al bienestar comunitario. La falta de convivencia familiar y de disponibilidad para participar en la vida social, cultural y religiosa rompe las familias y la sociedad, individualiza a las personas, impide la solidaridad, no genera bienestar, provoca enfermedades y dificulta la vida comunitaria. Una sociedad en la que las familias no se encuentran, no dialogan y apenas se "conocen", no tiene futuro.

Todos debemos asumir nuestra responsabilidad. También corresponde a los consumidores, a cada uno de nosotros, tomar decisiones. En una sociedad en la que cada vez más personas se movilizan en torno al "Cuidado de nuestra casa común", minimizar el consumo de cosas superfluas parece ser lo correcto. Nuestras elecciones repercuten en los responsables de las empresas: muchos espacios comerciales cierran los domingos y no por ello pierden viabilidad económica. Tenemos que pensar más en quienes tienen que trabajar los domingos y en todos los trastornos familiares y sociales que provoca el desajuste de horarios entre los miembros de una familia y sus grupos sociales y de amigos. La lucha por un domingo libre de trabajo es más que necesaria, ¡para que pueda haber vida familiar para todos! Para que las familias y todos los trabajadores puedan socializar y confraternizar y se pueda construir un mundo más justo y solidario.

Texto escrito por LOC/MTC, Portugal, 2023.

 

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