EL TRABAJO Y LAS ORGANIZACIONES DE TRABAJADORES EN EL CENTRO DE UN DESARROLLO INTEGRAL Y SOSTENIBLE

1. El encuentro de organizaciones sindicales convocado por el Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, abre nuevas y esperanzadoras perspectivas para la reflexión y la contribución compartida de los movimientos de trabajadores a las sociedades contemporáneas.

2. Su desarrollo ha estado basado en un análisis desde las diferentes regiones del mundo hoy, desde la realidad de los trabajadores, las ciencias sociales, los estándares internacionales, el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, desde la Rerum novarum a la Laudato si’.

3. Este encuentro ha hecho posible identificar, que el actual modelo de globalización ha fallado a la gente trabajadora y ha resultado en niveles históricos de desigualdad, que combinados con la digitalización y el cambio climático, presenta numerosos aspectos preocupantes. Entre ellos el debilitamiento de la legislación laboral y las regulaciones de los gobiernos, el comercio injusto, la financiarización de la economía y la fe ciega en la tecnología como una solución a los problemas de la organización social. El incremento de la robotización, el individualismo, la desigualdad, la precariedad, el desempleo masivo, la pobreza y el fenómeno de la exclusión y el descarte de las personas están poniendo la “casa común” en riesgo. Estas tendencias presentan serios desafíos tanto para los actores sociales como institucionales y en particular para el mundo del trabajo.

4. Ha hecho posible identificar la riqueza de la Doctrina Social de la Iglesia, que reafirma la centralidad de la persona humana y el derecho al trabajo decente con el reconocimiento, la promoción y la defensa de los estándares de trabajo universales en el modelo de desarrollo; el patrimonio cultural de los pueblos; la prioridad del trabajo sobre el capital y las finanzas; el destino universal de los bienes y la consecuente hipoteca social que pende sobre ellos; la consideración de las innovaciones científico-tecnológicas como un producto del trabajo colectivo de generaciones; el papel estratégico de las organizaciones sindicales mediante el diálogo social y la negociación colectiva en la construcción de sociedades más justas y económicamente robustas, la cooperación y la solidaridad entre las naciones como el fundamento para un mundo en paz.

5. Ha hecho posible también visualizar la continuidad de las instituciones y las organizaciones de cuidado y protección de los trabajadores que son una estructura esencial para la construcción de sociedades más democráticas, participativas e inclusivas, basadas en los valores de la colaboración, el trabajo en red, la unidad, la solidaridad y la organización.

6. Los sindicatos han jugado siempre un papel crucial por la defensa de la dignidad humana. La libertad de asociación, el derecho a organizarse, la negociación colectiva y la acción colectiva son derechos humanos fundamentales y al mismo tiempo una precondición para los demás derechos humanos. Las organizaciones sindicales tienen un papel de liderazgo  en la construcción de nuevos modelos de desarrollo ambiental, económico, social e integral, y en la promoción de nueva vías de trabajo. El trabajo precario debe ser eliminado. Para sacar provecho de las oportunidades de las cuatro revoluciones industriales se requiere una transición justa que incluya la educación y el aprendizaje a lo largo de toda la vida y la profundización de la democracia en la empresa. Los gobiernos deben asegurar las condiciones para el pleno empleo, el trabajo decente que incluya puestos de trabajo seguros basados en la salud ocupacional y el derecho a la salud, el respeto por los derecho humanos y del trabajo y la lucha contra cualquier forma de discriminación.

7. La movilidad humana es uno de los desafíos más serios de nuestra época. Millones de mujeres, hombres y niños son forzados a abandonar sus hogares y familias a causa de las guerras, el hambre y la pobreza. Los sindicatos deben comprometerse con la provisión de puertos y refugios seguros y la igualdad de trato para refugiados, migrantes –documentados e indocumentados– los desplazados y los demandantes de asilo. Todos necesitan ser bienvenidos en la sociedad y en el mundo del trabajo, incluso a través del completo reconocimiento de sus derechos humanos y laborales. Los sindicatos reconocen el papel del diálogo interreligioso como clave para promover la inclusión, la solidaridad y la justicia social.

8. Es esencial avanzar hacia otro paradigma ético que sobrepase el tecnocrático dominante (económico, financiero y tecnológico), que permita un desarrollo basado en los derechos, integral, inclusivo y sostenible, construido sobre la realidad de cada país y región, y sitúe en su centro el trabajo y los sindicatos de los trabajadores, como una piedra angular para una sociedad igual y justa. Esto supone el respeto incondicional por el trabajo decente, estructurando la identidad personal y colectiva en un modelo de desarrollo que combine el crecimiento sostenible y la justicia social. Todos los empleadores, incluidos los directivos de las compañías multinacionales, deben estar totalmente comprometidos en la creación de una verdadera economía social de mercado, con el imperativo de reorientar el propósito moral hacia el respeto de los derecho humanos y de los trabajadores, la plena implementación de los estándares de la OIT, y para servir al desarrollo y una cohesión más fuerte de las comunidades. Esto requiere enfrentar los problemas de los que sufren una mayor discriminación en el acceso al trabajo decente, como son las personas con diferente capacidad, migrantes, refugiados, mujeres, jóvenes. Esto significa confrontar cualquier discriminación en el mundo del trabajo, ya sea social, indígena, geográfica, física, étnica, sexual o generacional y subrayar el rechazo al trabajo infantil, el trabajo forzado en todas sus formas y el impacto de la esclavitud histórica o moderna y del racismo, incluido el racismo sistémico, para asegurar igual dignidad y respeto para todos los seres humanos. Esto es esencial para asegurar la igualdad de las mujeres, su derecho al trabajo  y a igual remuneración y su derecho a estar libres de cualquier clase de violencia ya sea sexual o física.

Las organizaciones sindicales reconocen la importancia y la necesidad de la solidaridad y del dialogo inter e intrageneracionales.

Debe existir la garantía de los servicios públicos vitales, incluyendo una educación de calidad libre y gratuita, salud y apoyo para los sin techo. La protección social universal es también esencial y debe incluir el cuidado, en particular el cuidado a los niños y el cuidado a los mayores, pensiones e ingresos para los desempleados. La evasión fiscal socava  los servicios públicos y la protección social y debe ser eliminada.

Por esta razón la Laudato si’ debe convertirse en una referencia y una inspiración concreta para una acción que sostenga una perspectiva de cuidado de la “casa común” y promueva esta clase de desarrollo a través de la negociación colectiva y del diálogo social, y la negociación de una transición justa con justicia social para todos.

9. Los acuerdos firmados por los gobiernos con la Agenda 2030, Objetivos de Desarrollo Sostenible y los Acuerdos de París sobre el cambio climático coinciden con los objetivo de la Laudato si’. La comisión de la OIT sobre el futuro del trabajo debe mirar más allá de la tecnología y reconocer el aliento del trabajo doméstico, rural, industrial y de servicios para cumplir las expectativas de estos documentos. Las recomendaciones deben tener visión de futuro e incluir propuestas de nuevos estándares necesarios para afrontar los desafíos emergentes en el mundo del trabajo.

10. Reconocer los niveles históricos de desigualdad producidos por un modelo que alimenta la codicia de las empresas y promueve los bajos salarios. Es esencial una campaña global sobre los salarios de las organizaciones sindicales para asegurar que ningún trabajador es pagado por debajo del sueldo mínimo vital que asegure que la gente pueda vivir con dignidad. Es esencial que los empleadores respeten el derecho a la negociación colectiva de un salario justo y que reestablezca un correcto equilibrio entre el tiempo de trabajo y el tiempo de familia, incluyendo los beneficios de un día libre compartido.

La lucha contra la pobreza y la exclusión necesita el compromiso de todas las organizaciones que deseen trabajar por el cuidado y la protección de sus miembros en la lucha por la justicia, debe incluir a los más vulnerables del mundo del trabajo, y debe luchar contra todo tipo de corrupción.

11. En el contexto de un mundo en problemas, el compromiso de las organizaciones de trabajadores con la paz en un mundo libre de armas nucleares, y la adopción del paradigma de acción política no violenta propuesta por el papa Francisco en el Día Mundial de la Paz de 2017 es particularmente importante. El conflicto y la división destruye la confianza en las instituciones y cada vez más las democracias. Las políticas del extremismo, incluyendo la xenofobia, el racismo y todas las formas de exclusión deben ser rechazadas para que podamos conseguir el bien común.

12. La presencia de organizaciones de todo el mundo, de todas las regiones y de un gran número de naciones hace que sea urgente tener acciones coordinadas y articuladas a nivel global y regional de los movimientos de los trabajadores. Por esto, la defensa y la promoción de las libertades sindicales y los derechos que son uno de los pilares básicos de la coexistencia democrática y la construcción de una agenda social proactiva e inclusiva son esenciales.

Hacemos un llamamiento a los intelectuales, a los líderes de los negocios,  a los empleadores, a las organizaciones de la sociedad civil, a las organizaciones internacionales y especialmente a los gobiernos de las naciones a hacerse cargo de los desafíos y de las oportunidades y actuar en solidaridad para un desarrollo integral, inclusivo y sostenible. Con “trabajo, tierra y casa para todos”.

Fuente: www.hoac.es