La seguridad en el puesto de trabajo, una remuneración justa, la cogestión y la libertad de asociación son algunos de los amplios derechos sociales que tienen vigencia para las ciudadanas y los ciudadanos en Europa. No obstante, la realidad demuestra que se violan frecuentemente esos derechos. Además, la doctrina neoliberal de flexibilización y desregulación del trabajo remunerado apuesta por una amplia eliminación de regulaciones y estándares sociales y legales. Se aspira a que el trabajo remunerado sea comercializado de la manera más ilimitada posible como una mercancía cualquiera. Aparte de eso, todas las formas de trabajo humano, como ser, para la familia o la comunidad, no se tendrán en cuenta, dado que no son remuneradas y no puede obtenerse una ganancia de ellas. Serán consideradas como de nivel inferior o irrelevante. Sin embargo, esas formas de trabajo humano poseen una importancia irrenunciable para nuestra sociedad, la educación y la comunidad, así como para la convivencia social de las generaciones.

Datos factuales: Los derechos sociales deben comprenderse de manera más amplia, conforme a la Carta Social Europea, como derechos inmediatos del trabajo. Entre ellos, consta el derecho a protección de la salud, a seguridad social y previsión, a la utilización de los servicios sociales, el derecho de las trabajadoras y los trabajadores migratorios y de sus familias a protección y asistencia así como la protección de menores y la protección de la familia. En el Acta adicional de 1989, se ha cimentado el derecho a igualdad de oportunidades e igualdad de tratamiento en el empleo y la profesión, a información, consulta y participación de los trabajadores o de sus representantes así como el derecho de trabajadores de mayor edad a protección social. Mediante la Carta Social Europea (revisada) de 1996, se precisaron y consolidaron una vez más los derechos sociales. La especial importancia, p. ej. del trabajo cívico para la sociedad, se documenta, entre otros, a través de la Encuesta Europea de Valores de 2001. Un 31,6 % de los encuestados indicó que desarrollaba actividades honoríficas, es decir, no remuneradas, para una organización, por lo menos.