Las elecciones europeas del día 26 de mayo nos brindan la posibilidad de participar en este proceso democrático y poner nuestra mirada en el rico y diverso mosaico que representa la Unión Europea (UE). Al mismo tiempo es una ocasión para la reflexión de lo que ha sido y es la UE, y para pensar sobre el rumbo que debe tomar en el futuro cercano.
El concepto de la UE es el de una casa común que habitan personas de caracteres, costumbres y posturas muy diversas. Este hecho supone una riqueza enorme que hay que respetar y cuidar. Al mismo tiempo cabe decir que, por las mismas razones, nuestro continente no es un paraíso y la convivencia naturalmente no siempre ha sido idílica, ya que hay muchas realidades que –con razón– consideramos penosas, desagradables o lamentables.
Empecemos, sin embargo, por lo que quizá pueda aparecer al final de esta reflexión. El objetivo principal de la Unión Europea desde principio ha sido una convivencia pacífica de las naciones. Y hay que afirmar, que este propósito se ha cumplido de manera maravillosa. Tenemos el privilegio de que Europa ha vivido un largo período de paz lo que es –desde el punto de vista histórico– algo excepcional. Se ha preferido solucionar los conflictos sentados alrededor de una mesa, a partir del diálogo.