https://www.youtube.com/watch?v=Fvh_dPG4QWM

Hermanas, hermanos, queridos poetas sociales:

1. Queridos Poetas Sociales

Así me gusta llamarlos, poetas sociales, porque ustedes son poetas sociales, porque tienen la capacidad y el coraje de crear esperanza allí donde sólo aparece descarte y exclusión. Poesía quiere decir creatividad, y ustedes crean esperanza; con sus manos saben forjar la dignidad de cada uno, la de sus familias y la de la sociedad toda con tierra, techo y trabajo, cuidado, comunidad. Gracias porque la entrega de ustedes es palabra con autoridad capaz de desmentir las postergaciones silenciosas y tantas veces educadas a las que fueron sometidos —o a las que son sometidos tantos hermanos nuestros—. Pero al pensar en ustedes creo que, principalmente, su dedicación es un anuncio de esperanza. Verlos a ustedes me recuerda que no estamos condenados a repetir ni a construir un futuro basado en la exclusión y la desigualdad, el descarte o la indiferencia; donde la cultura del privilegio sea un poder invisible e insuprimible y la explotación y el abuso sea como un método habitual de sobrevivencia. ¡No! Eso ustedes lo saben anunciar muy bien. Gracias.

Gracias por el vídeo que recién compartimos. He leído las reflexiones del encuentro, el testimonio de lo que vivieron en estos tiempos de tribulación y angustia, la síntesis de sus propuestas y sus anhelos. Gracias. Gracias por hacerme parte del proceso histórico que están transitando y gracias por compartir conmigo este diálogo fraterno que busca ver lo grande en lo pequeño y lo pequeño en lo grande, un diálogo que nace en las periferias, un diálogo que llega a Roma y en el que todos podemos sentirnos invitados e interpelados. «Para encontrarnos y ayudar mutuamente necesitamos dialogar» (FT 198), ¡y cuánto!

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Señor Presidente de la Conferencia Internacional del Trabajo,
Estimados Representantes de los Gobiernos, de las Organizaciones de empleadores y de trabajadores:

Agradezco al Director General, señor Guy Ryder, quien tan amablemente me ha invitado a presentar este mensaje en la Cumbre sobre el mundo del trabajo. Esta Conferencia se convoca en un momento crucial de la historia social y económica, que presenta graves y amplios desafíos para el mundo entero. En los últimos meses, la Organización Internacional del Trabajo, a través de sus informes periódicos, ha realizado una labor encomiable dedicando especial atención a nuestros hermanos y hermanas más vulnerables.

Durante la persistente crisis, deberíamos seguir ejerciendo un "especial cuidado" del bien común. Muchos de los trastornos posibles y previstos aún no se han manifestado, por lo tanto, se requerirán decisiones cuidadosas. La disminución de las horas de trabajo en los últimos años se ha traducido tanto en pérdidas de empleo como en una reducción de la jornada laboral de los que conservan su trabajo. Muchos servicios públicos, así como empresas, se han enfrentado a tremendas dificultades, algunos corriendo el riesgo de quiebra total o parcial. En todo el mundo, hemos observado una pérdida de empleo sin precedentes en 2020.

Con las prisas de volver a una mayor actividad económica al final de la amenaza del COVID-19, evitemos las pasadas fijaciones en el beneficio, el aislacionismo y el nacionalismo, el consumismo ciego y la negación de las claras evidencias que apuntan a la discriminación de nuestros hermanos y hermanas “desechables” en nuestra sociedad. Por el contrario, busquemos soluciones que nos ayuden a construir un nuevo futuro del trabajo fundado en condiciones laborales decentes y dignas, que provenga de una negociación colectiva, y que promueva el bien común, una base que hará del trabajo un componente esencial de nuestro cuidado de la sociedad y de la creación. En ese sentido, el trabajo es verdadera y esencialmente humano. De esto se trata, que sea humano.

Recordando el papel fundamental que desempeñan esta Organización y esta Conferencia como lugares privilegiados para el diálogo constructivo, estamos llamados a dar prioridad a nuestra respuesta hacia los trabajadores que se encuentran en los márgenes del mundo del trabajo y que todavía se ven afectados por la pandemia del COVID-19: los trabajadores poco cualificados, los jornaleros, los del sector informal, los trabajadores migrantes y refugiados, los que realizan lo que se suele denominar el “trabajo de las tres dimensiones”: peligroso, sucio y degradante, y así podemos seguir la lista.

RERUM NOVARUM (15 de mayo de 1891) y el nacimiento de la Doctrina Social Católica

El 15 de mayo de 1891, el Papa León XIII publicó la Encíclica RERUM NOVARUM. Este fue el nacimiento de la Doctrina Social Católica. Como Iglesia, era la voluntad de mirar hacia un nuevo futuro en el que se anunciaban fuertes cambios económicos, sociales, políticos, espirituales y culturales. En este Año Jubilar de 2021, echamos la mirada a esos 130 años de historia.

La publicación de la Encíclica Rerum novarum del Papa León XIII se considera el nacimiento de la Doctrina Social Católica. Pero como es habitual en los nacimientos, tuvo una larga "gestación".

El siglo XIX estuvo lleno de sobresaltos: hasta entonces, la mayor parte de la población vivía de la agricultura y, una parte menor, del comercio. La invención de la máquina no sólo condujo a la separación del trabajo y el capital, sino también a la concentración de los trabajadores. Esto supuso una gran convulsión económica, seguida de una social.

 

Desde hace más de un año, nuestro planeta se enfrenta a una crisis sanitaria y social que nos afecta a todos. Sin embargo, no todos los grupos sociales sufren las consecuencias de la misma manera.

Las clases populares, los obreros y los empleados son los más expuestos a los riesgos de contagio. La tasa de mortalidad en estas categorías sociales es mucho mayor que en las más acomodadas.

Las clases populares, las más afectadas

Las condiciones de trabajo se han vuelto cada vez más difíciles y las medidas necesarias de prevención han provocado un aumento significativo de la carga de trabajo para algunos empleados que no pueden realizar sus tareas a distancia. Para otros, el teletrabajo ha sido una medida impuesta que puede conducir a una gran presión, al aislamiento y a una mayor explotación.

La democracia se nutre de experiencias positivas de unión y participación

Las raíces

El domingo sin trabajo tiene sus raíces en el judaísmo, y con sus seguramente 2.500 años es probablemente la ley social más antigua de la humanidad. En el relato bíblico de la creación del mundo, el final delrelato no es la creación del hombre, sino el descanso de Dios después del trabajo en el séptimo día (Gn 2,1-3). La finalización del trabajo consiste en el descanso. En consecuencia, este derecho al descanso se concedía a todos: a las mujeres, a los hombres, a los siervos y a las siervas, a los esclavos y a los extranjeros, a los animales y a la naturaleza (Dt 5,14).

En Europa, el domingo sin trabajo es uno de los bienes culturales más antiguos y, por tanto, debería estar bajo una protección especial, como un derecho legítimo, y como una red de seguridad para las personas y la naturaleza, contra la auto explotación y la explotación por parte de otros. En el mundo laboral actual, representa una frontera entre el tiempo determinado por otros y el tiempo determinado por uno mismo. Según la concepción judeo-cristiana del hombre, todo ser humano es más que lo que logra. Tomar regularmente tiempo para reflexionar sobre “la vida buena para todos”, en un mundo que fue creado como bueno, puede y debe reforzar esta conciencia de la dignidad humana sin condiciones. El sábado o domingo es el marco seguro para ello.

 

El pasado 13 de febrero de 2021 se celebró la reunión del Grupo de Coordinación del MTCE. Las circunstancias de la pandemia de Covid-19 obligaron al grupo a reunirse de forma telemática, un nuevo reto que le lleva a tener que trabajar y planificar el futuro del movimiento europeo de una forma diferente. A esta reunión participaron la presidenta, Olinda M. (Portugal), el consiliario Josep J. (España), el tesorero Armin H. (Suiza), el coordinador Toni M. (España) así como los representantes de los movimientos de España (HOAC y ACO), Italia, Francia, Alemania, Suiza (KAB y CTC), Austria e Inglaterra, y se contó igualmente con la presencia de los representantes del movimiento mundial MMTC: Fátima C. (Portugal) co-presidenta, Mariléa D. (Brasil) secretaria general, Bernard R. (Francia) consiliario y Philippe Ch. (Francia) tesorero.

Se dialogaron los puntos de la agenda habituales, además de preparar diversas modificaciones a los Estatutos que se tratarán en la asamblea general prevista en septiembre 2021, que se celebrará, si es posible, presencialmente en Lisboa y si no lo es, de forma telemática.